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Historia
Una historia familiar

La historia de Facet comienza en 1946, en el laboratorio en el que Francesco Andriano produce, con un pequeño grupo de colaboradores, contactos de tungsteno.

Es una historia hecha a base de dedicación, competencia y el coraje de emprender e innovar: los valores fuertes en los que la empresa todavía se basa hoy en día, gracias al liderazgo de la familia Andriano, que fue capaz de transformar una pequeña empresa artesanal en una empresa de carácter internacional.

 

 

Los orígenes: de la telefonía a la industria del automóvil

 

Italia acababa de salir de los trágicos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, cuando Francesco Andriano fundó con su hijo Mario la F.A.C.E.T. - Fabbrica Apparecchi Contatti Elettrici Torino (Fábrica de Aparatos y Contactos Eléctricos de Turín): es una pequeña empresa que fabrica contactos de tungsteno para la telefonía. Un mercado potencialmente de alto crecimiento, pero al cabo de poco tiempo la vocación de Facet cambiaría. El material utilizado y las tecnologías de fabricación permiten efectivamente la entrada en otro sector, que poco después conocería un desarrollo extraordinario: el del automóvil. La intuición del fundador acerca del potencial del tungsteno define el futuro de Facet.

Hasta 1961, la empresa produce, por lo tanto, pines de platino para sistemas de encendido destinados principalmente a la industria de motos y coches, como proveedor de equipo original.

 

 

Los años sesenta: nuevos productos y los inicios de la internacionalización

 

En 1961 se amplía la gama de referencia, con la producción de condensadores. Esto fue seguido, en 1966, por los casquillos y los rotores. Comienza a manifestarse la característica que, todavía a día de hoy, distingue a la empresa: la investigación continua, la atención a las necesidades de un mercado que exige innovación, conocimientos y tecnologías.

En 1961 Facet publica su primer catálogo, que presenta dibujos técnicos y las características de los productos. Incluso hoy en día, los catálogos, claros, completos y siempre actualizados, son uno de los buques insignia de la compañía.

Al final de la década, Facet - ahora dirigida por los hijos del fundador, Mario, Giovanni y Guido - se asoma a los mercados europeos. Las exportaciones en el extranjero siguen siendo limitadas, pero la tendencia es clara: escuchar las demandas del mercado y satisfacerlas rápidamente, con la introducción de nuevos productos, es la clave para ampliar los horizontes de negocio.

 

 

Los grandes cambios de los años setenta

 

Facet se traslada a Collegno, a las afueras de Turín, en las antiguas instalaciones de la fábrica de algodón Leumann, que estaba experimentando un momento de grave crisis. El traslado a esta sede implica un compromiso importante para la compañía: absorbe parte de la fuerza de trabajo de la fábrica de algodón, ofreciendo una oportunidad de empleo a quienes acababan de pasar por la difícil experiencia del despido.

En 1976 - 1977 tiene lugar la transformación decisiva: de los suministros directos a los fabricantes, la empresa pasa a servir al mercado de reposición, lo cual le permite diversificar en mayor medida la clientela.

Guido y Mario pierden en estos mismos años la presencia y la valiosa colaboración de su hermano Giovanni, que murió prematuramente

 

 

Los años ochenta: CAD, electromecánica y automatizació

 

Las demandas de los grandes clientes empujan a Facet a un compromiso intenso para alcanzar altos estándares de calidad. La introducción de herramientas CAD hace más rápido y preciso el diseño de los productos que, con la llegada de la electromecánica, son cada vez más complejos y requieren de nuevas habilidades y procesos.

La automatización, que permite estandarizar y acelerar los procesos, penetra en la compañía a finales de la década, tanto en las líneas de producción como con la creación del primer almacén automatizado en 1987.

Los Estados Unidos son un mercado importante durante este período: el 25% de la facturación se genera por las ventas de piezas de repuesto para los automóviles europeos y japoneses en este país.

Es también el período en el que la tercera generación comienza en la empresa, con la llegada de Vito Andriano, hijo de Mario, inicialmente en producción y más tarde en el departamento administrativo.

 

 

Los años noventa, entre electrónica y renovaciones

 

Esta década es particularmente intensa: las transformaciones productivas, vinculadas a la llegada de la electrónica, se entrelazan con las obras de renovación de las instalaciones de la empresa. Entre 1993 y 1994, la planta se reforma y se retira totalmente el amianto, con un esfuerzo que se anticipa a los requerimientos de la ley. También se amplía el área logística con un segundo almacén automatizado y, en 1995, se instala la sala blanca para la fabricación de componentes electrónicos. Al mismo tiempo se pone en marcha el largo, delicado y exigente proceso para la obtención de la certificación de calidad ANFIA (miembro del IATF), muy estricta, que es otorgada después de un año de esfuerzo.

Destacan también las novedades a nivel organizativo, con la introducción de un sistema de gestión, lo que hace los procesos repetibles y más controlables.

 

 

El nuevo milenio: la búsqueda de la calidad tota

 

En la década de los 2000 se intensifican los esfuerzos para crear una filial de producción controlada en todos los sentidos: en 2004 Facet consigue también el reconocimiento de calidad según la norma ISO/TS 16949.

A esto siguió, en octubre de 2005, la certificación medioambiental UNI EN ISO 14001 y en 2011 la certificación de seguridad OHSAS 18001.

En 2009 se inicia un proceso de mejora permanente de los recursos humanos, con la puesta en marcha de iniciativas de formación, colaboración y comunicación interna. En 2013, la gran importancia que Facet otorga a las necesidades de los clientes le empuja a adoptar un avanzado sistema de CRM.

Incluso el diseño y la logística dan otro paso adelante, con la introducción de un sistema centralizado de gestión de proyectos (EPM) y la apertura de un nuevo centro logístico en Orbassano - Turín, en el verano de 2014.

Con la colaboración de Mauro y Daniele Andriano, los hijos de Guido, la empresa se mueve hacia una gestión cada vez mejor planificada y más moderna.